¡Vaya experiencia inolvidable la que vivimos en Córdoba! Como fotógrafo, llevar mi pasión por la fotografía de calle a una ciudad tan vibrante y llena de historia como Córdoba fue simplemente increíble. Y no podría haber pedido un grupo mejor que estos seis fotógrafos entusiastas que me acompañaron en este viaje visual. Además me reencontré con caras conocidas que siempre es un plus para convertir estas experiencias en aún más inolvidables.
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Desde el momento en que nos encontramos en el punto de encuentro, sabía que íbamos a tener un fin de semana lleno de momentos fotográficos emocionantes. Armado con mi querida Fujifilm X-T3 y mi Fujinon 16mm f2.8, estábamos listos para capturar la esencia de las calles de Córdoba.





El sábado comenzó con un clima bastante bueno pese a las previsiones de toda la semana, lo cual fue un gran alivio. Aunque el sol nos jugó algunas bromas con su luz cambiante, apenas hubo lluvia, lo que nos permitió recorrer las calles del centro sin problemas. Desde los estrechos callejones hasta las bulliciosas plazas, cada esquina ofrecía una nueva oportunidad para capturar la vida cotidiana en imágenes. La clase duró desde las 16 hasta las 21 horas, pero se pasó volando entre risas, consejos y, por supuesto, muchas fotos.






Y, ¿qué sería de un buen workshop sin una cena divertida para cerrar el día? Nos reunimos en un restaurante local, intercambiando historias y compartiendo nuestras mejores capturas del día. La camaradería entre fotógrafos siempre es algo especial, ¿verdad? Fue genial ver cómo cada uno tenía su propia perspectiva única de la ciudad y cómo plasmaban esa visión a través de sus objetivos.






El domingo nos recibió con un poco más de lluvia, pero eso no nos detuvo. Aprovechamos las primeras horas de la mañana para seguir fotografiando y a medio día nos refugiamos en un espacio acogedor donde pudimos dedicar tiempo a la edición y revisión de nuestras fotografías. La lluvia que caía afuera solo agregaba un ambiente acogedor mientras nos sumergíamos en el proceso creativo. Desde los icónicos patios hasta los antiguos monumentos, cada rincón tenía algo nuevo para ofrecer.






Al final del día, mientras nos despedíamos, no pude evitar sentir una mezcla de satisfacción y gratitud. Gracias a estos seis increíbles fotógrafos entusiastas, este workshop en Córdoba fue todo un éxito. Fue más que tomar fotos; fue sobre conectar con una ciudad, con sus habitantes y, lo más importante, con nuestra propia creatividad.
Así que aquí estoy, de regreso en Zaragoza, con la mente llena de recuerdos y la tarjeta de memoria de mi cámara llena de imágenes inspiradoras. ¡Hasta la próxima aventura fotográfica!
