Hacía dos años que no viaja a Pamplona a impartir un Taller de Fotografía de Calle como el de este pasado sábado. Esta fue la 4ª edición de mis cursos en la capital Navarra. Es una ciudad que me gusta mucho y que tiene muchas posibilidades fotográficas, tanto para este género tan apasionante, como para cualquier otro.





En esta ocasión, disfruté de mi último taller previo a las vacaciones de verano, con un grupo de fotógrafos entusiastas que me acompañó durante todo el día. Me sentí muy a gusto entre ellos y eso siempre ayuda a que el Taller salga a las mil maravillas.





Lo primero que nos encontramos y con lo que tuvimos que lidiar fue con un día muy soleado. En este caso, lo bueno que tiene una ciudad con un casco viejo como Pamplona es que si quieres usar la luz dura con mucho contraste lo puedes hacer sin problema, pero si quieres usar una luz más difusa, está llena de calles estrechas con las que trabajar sin problema. Lo interesante siempre es aprovechar la luz que tienes y optimizar sus virtudes.





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El ritmo de las calles céntricas de Pamplona no llegó en ningún momento a ser frenético, casi tocamos agosto que las manos, pero no faltó ni vida ni movimiento. Por ello, tuvimos que aprender a manejar la luz de forma rápida y efectiva, a controlar el ritmo de la calle, y a componer de forma rápida según lo que nos íbamos encontrando.





En mi caso personal, siempre descubro rincones, callejones o lugares por donde no había pasado antes. Aunque en mis recorridos tengo en la cabeza las zonas por donde quiero conducir al grupo, la luz y la ciudad siempre te manda caminar por sitios distintos y en esos desvíos, siempre encontramos oportunidades fotográficas.
Un gran día de fotógrafía, con un grupo entusiasta que se volcó mucho conmigo, lo cual agradezco mucho, y un hasta pronto con mis viajes y talleres. ¡Hasta la vuelta de vacaciones, nos vemos el 28 de agosto en el taller de Barcelona!
Todas las fotografias fueron tomadas con una Fujifilm X-T3 junto a una Fujinon XF 23mm f2 WR.