Sevilla es una ciudad que ofrece tantas posibilidades fotográficas que hay que tener cuidado de no quedar tan emborrachado de luz y color que termines por perderte. Por ello, en este taller de Inmersión en la Street Photography de dos días, intenté transmitir al grupo de fotógrafos que me acompañó, una nueva forma de mirar y trabajar en un ambiente incontrolable como es la ciudad.





Si dice la canción que “Sevilla tiene un color especial” es porque lo tiene. Andalucía entera tiene una luz intensa que baña sus callejones, sus edificios, sus gentes. Esta luz rebota sobre el color y lo hace aparecer con una singular belleza que hace posible jugar con él de formas muy distintas a las que te encuentras en otros lugares. Para un fotógrafo como yo, que adoro expresarme en color, es una gozada, y fue una de las materias interesantes a tratar durante el taller.







Sin duda, cuando dispones de dos días para hacer el taller de Inmersión en la Street Photography te da tiempo a tocar todos los estadios de la luz, desde luces suaves, duras y artificiales, de manera que los asistentes pudieron fotografiar con diferentes perspectivas, cuidando la luz de formas distintas y aprendiendo una de mis máximas en fotografía: no pelees con la luz porque nunca vas a ganar.






Recorrimos los barrios estrechos e históricos del centro, caminos para distintas calles y avenidas, y dedicamos una bonita práctica de minimalismo y trabajo con la luz en Las Setas. De allí, una cervecera para despedirnos en condiciones, hacer una recapitulación de todo lo visto durante el fin de semana, y muchas abrazos de despedida. Personalmente, ya tengo ganas de regresar a Sevilla en Noviembre de este mismo año.
Todas las fotos las tomé con una Fujifilm X-T2 junto al Fujinon 35mm f1.4.