Hace poco tuve el privilegio de embarcarme en una de las experiencias fotográficas más enriquecedoras que he vivido: un viaje de 12 días a Sri Lanka, junto a mi buen amigo Sergio Otegui de Nadaincluido.com y un grupo de 18 fotógrafos y fotógrafas entusiastas. Desde el primer momento que aterrizamos, Sri Lanka nos mostró su espíritu vibrante, sus colores y la calidez de su gente, elementos que se entrelazaron para crear un lienzo visual perfecto.
Día 1: Bienvenida a Sri Lanka y atardecer en Sigiriya
Nuestra aventura comenzó en Sigiriya, uno de los lugares más icónicos del país. Tras un largo viaje que partió de Madrid, pasando por Estambul y llegándotelo por fin al aeropuerto de Colombo, el cansancio se desvaneció rápidamente cuando nos dirigimos a la roca de Pidurangala para presenciar el atardecer. Con el cielo pintado de tonos naranjas y púrpuras, la vista era sencillamente espectacular. Y eso que costó que se limpiara el cielo de nubes y bruma, pero lo conseguimos. Para mí, fue una introducción perfecta a lo que el país tenía reservado: luz, color y texturas que piden ser capturadas con la cámara. La emoción del grupo era palpable, y ese primer atardecer sentó las bases para lo que serían días llenos de inspiración.
Días 2 y 3: La magia de Sigiriya y Kandy
Al día siguiente, subimos a la famosa Roca del León en Sigiriya, desde donde contemplamos los paisajes preciosos que ofrece Sri Lanka. Cada paso hacia la cima revelaba vistas más impresionantes, y la sensación de inmensidad que se obtiene desde allí es algo que las fotos apenas logran transmitir. Por la tarde, exploramos las Cuevas de Dambulla, un conjunto de templos en cuevas con estatuas y frescos que datan de miles de años. La riqueza histórica y artística del lugar nos dejó boquiabiertos.
La siguiente parada fue Kandy, donde visitamos el famoso Templo del Diente de Buda, uno de los lugares más sagrados del país. La tranquilidad que se respiraba en el templo contrastaba con la vibrante ciudad que lo rodea. Este equilibrio entre lo espiritual y lo urbano se reflejaba en cada esquina, brindándonos imágenes poderosas que capturaban la esencia de Kandy. El día terminó con un paseo por la ciudad, descubriendo sus mercados y calles, llenas de vida y color.
Días 4 y 5: Nuwara Eliya, el paraíso del té
Dejamos Kandy para dirigirnos a Nuwara Eliya, una pequeña ciudad enclavada en las colinas, famosa por sus plantaciones de té. El viaje fue una delicia visual: verdes infinitos, pequeñas aldeas y cascadas que aparecían como por arte de magia en medio del paisaje. Además pudimos probar y comprar algo de te, que sin duda nos encantó a todos. Nos detuvimos en las cascadas de Ramboda, una de las más impresionantes que vimos en el viaje. Al llegar a Nuwara Eliya, visitamos una plantación de té y aprendimos sobre el proceso de cultivo y producción del té, que ha sido la columna vertebral de la economía local durante siglos. Fotográficamente, las plantaciones de té fueron una delicia. Las líneas perfectas de los cultivos, combinadas con la luz suave de la tarde, creaban escenas que parecían sacadas de un cuadro.
Día 6: El viaje en tren a Ella
Uno de los momentos más esperados del viaje fue el trayecto en tren hacia Ella, considerado uno de los recorridos en tren más escénicos del mundo. Los fotógrafos del grupo no parábamos de disparar nuestras cámaras mientras el tren atravesaba colinas, valles y plantaciones de té. Cada curva del recorrido nos regalaba una nueva perspectiva del paisaje, y las pequeñas estaciones de tren locales parecían detenidas en el tiempo. Fue uno de esos días donde la cámara y la mirada se sintieron completamente conectadas.
Días 7 y 8: La naturaleza en Yala y Galle
Después de Ella, nos dirigimos hacia Yala, donde tuvimos la oportunidad de realizar un safari en el famoso Parque Nacional de Yala. Nos levantamos al amanecer para adentrarnos en la selva, donde pudimos avistar elefantes, leopardos, y una gran variedad de aves exóticas. El parque es un tesoro para los amantes de la fotografía de naturaleza, y el silencio de la mañana, roto solo por los sonidos de la fauna salvaje, hizo que cada foto contara una historia única. Además, pinchar la rueda de tu coche siempre es una anécdota a recordar con los amigos.
Tras la emoción del safari, viajamos hacia Galle, una ciudad costera con un aire colonial. Visitamos el famoso Fuerte de Galle y paseamos por sus calles, donde la arquitectura colonial europea se mezcla con la vibrante vida local. La luz del sol reflejándose en las aguas del océano nos brindó escenas perfectas para capturar. También visitamos el faro de Dondra, el punto más al sur de la isla, donde el viento y el océano parecían envolverse en un diálogo eterno.
Por supuesto, llegó el turno de los esperado premios «Rober Incluido» en los que los participantes presentaron sus fotos del viaje divididas en 9 categorías. Fue un momento muy especial y de orgullo por ver el trabajo tan estupendo que todos habían realizado. No puedo destacar a nadie porque todos fueron geniales.
Día 9 y 10: Despedida en Colombo
Nuestro viaje finalizó en Colombo, la capital del país. Realizamos un tour por la ciudad, donde visitamos el mercado de Pettah, un lugar bullicioso lleno de colores, olores y sonidos que sumergieron nuestros sentidos. Las oportunidades fotográficas eran infinitas, desde los vendedores de especias hasta los edificios coloniales que aún se mantienen en pie. Terminamos con una cena de despedida, donde recordamos los momentos compartidos y nos despedimos de este país que nos había dado tanto.
Reflexión y agradecimientos
Sri Lanka me ha dejado con el corazón lleno y las tarjetas de memoria repletas de momentos inolvidables. Pero más allá de los paisajes y las fotos, fue la gente lo que realmente hizo que este viaje fuera especial. Los srilanqueses, con su amabilidad genuina y sus sonrisas sinceras, nos hicieron sentir bienvenidos desde el primer día.
Por supuesto, no puedo terminar este post sin agradecer profundamente a cada uno de los 18 fotógrafos y fotógrafas que nos acompañaron en esta aventura. Vuestra pasión, energía y simpatía hicieron que cada día fuera una experiencia compartida y disfrutada al máximo. Desde las largas caminatas hasta los momentos de descanso, siempre había una cámara lista para capturar la belleza que nos rodeaba, y no podría haber pedido mejor compañía para vivir esta aventura.
¡Gracias por vuestra dedicación y entusiasmo! Cada imagen que tomamos juntos es un reflejo de lo que compartimos en este viaje, y estoy seguro de que Sri Lanka también se quedará con un pedacito de cada uno de nosotros.
Rober Tomás 