Cuarto viaje fotográfico junto a mi amigo Sergio de Nadaincluido.com y cuarto éxito por el destino y por el grupo de personas que nos acompañó en esta aventura. Rumanía fue el país escogido para realizar un tour en el que mezclamos paisajes, castillos, pueblos con encanto, ciudades caóticas,… Pero sobre todo, muchas risas, buen rollo y mucha fotografía.
Desde Zaragoza salimos el grupo más numeroso para aterrizar en Cluj-Napoca, ciudad en la que nos encontramos con el resto de los integrantes del viaje. Me sorprendió mucho y para bien esta ciudad. Tenía mucho encanto y un ambiente divertido y algo loco. Estuvimos el tiempo suficiente para que hiciéramos y nos pasara casi de todo. Desde recibir una lluvia intensa el primer día, a las primeras fotos nocturnas, a un gran paseo fotográfico por toda la ciudad y a describir un bar de estilo Steam Punk que nos encantó.
Tras Cluj Napoca llegó Sighisoara. Un pueblo medieval que nos permitió adentrarnos en un entramado de casas llenas de color, de esencia medieval y de continuas referencias a Vlad Tepes, figura que inspiró al famoso Conde Drácula. En lo personal, me pareció una de las visitas más bonitas. Los colores de las casas me sorprendieron y sus calles empedradas hicieron que buscar fotos interesantes fuera muy sencillo. Además, disfrutamos de una experiencia interesante y tenebrosa visitando su cementerio de noche. Tumbas, vampiros y muñecas diabólicas campaban a sus anchas por allí.
El siguiente día fue también de viaje en autobús. Y bordeando los Carpatos, llegamos a un pueblo llamado Biertan, en donde pudimos visitar su iglesia catalogada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Desde allí, nos dirigimos hacia Sibiu una de las ciudades que más nos gustó a todos en el grupo.
Sibiu es una ciudad de puro encanto. No te puedes creer o bonita que es hasta que no estás en el medio de su gran plaza central. Es una ciudad imponente y señorial, llena de colores, texturas y edificios sorprendentes. Además, muy divertida para los aficionados a la fotografía de calle, ya que pudimos disfrutar de su gran ambiente, tanto de día como de noche.
Desde Sibiu nos dirigimos hacia la famosa carretera Transfagarasan, una ruta de montaña espectacular. Hace años se volvió extremadamente famosa por programas de coches deportivos como Top Gear, que la nombraron uno de las mejores carreteras del mundo. Subimos en teleférico hasta su cima (2.040 metros), pudiendo disfrutar de unas vistas únicas de esta carretera sinuosa, llena de curvas y de diversión para los amantes del motor y de la bicicleta. Pudimos pasar una mañana fantástica de fotografía de paisaje y disfrutar de esta ruta que sin duda nos encantó a todos. El lago Balea nos dio muchos momentos divertidos y fotográficamente interesantes.
Tras la Transfagarasan volvimos a Sibiu y al día siguiente emprendimos camino hacia el Castillo de Gran (el famoso Castillo del Conde Drácula) una imponente construcción, que aunque era uno de los lugares más saturados de turistas hasta el momento, la disfrutamos mucho. En ese punto, situado entre Valaquia y Transilvania, pudimos fotografiar el ambiente de los lugareños, observar cómo viven y trabajan, además de admirar la arquitectura de estos lugares tan interesantes.
Seguimos ruta hasta Brasov, otra ciudad que es una joya por lo bonita. Una mezcla de arquitectura sajona y teutona que pudimos disfrutar en todo su esplendor durante la visita a la Iglesia Negra y su Plaza del Consejo. Allí tuvimos un tiempo libre para fotografiar su casco antiguo que, si bien era más pequeño que el de Sibiu, tenía un encanto muy especial.
Iban quedando pocos días y teníamos que aprovecharlos a tope. Por ello, al día siguiente, visitamos el Castillo Cantacuzino, que ahora es también conocido por haber sido uno de los lugares en donde se grabó gran parte de la famosa serie de Netflix, «Miércoles». Sin embargo, el paraje y el espectacular paisaje fue lo que más nos enganchó y nos hizo disfrutarlo. Pero este día iba de castillo increíbles, por ello no podía faltar la cita con el castillo más imponente de los que haya podido visitar en mi vida, el Castillo de Peles en Sinaia. Un lugar fantástico, no solo por sus alrededores, ya de por sí dignos de admirar, sino por su interior tan cuidado y lleno de tesoros. Tanto la arquitectura, la pintura, escultura y demás enseres alucinantes que contiene, son espectaculares para ver. Un lugar que parece sacado de un libro de cuentos.
El último día y medio lo dedicamos a la locura de Bucarest. En lo personal tenía muchas ganas de visitar la capital rumana porque ya había investigado sobre ella de cara a sacarle partido en lo que a fotografía de calle se refiere. Sin duda, no me decepcionó en lo más mínimo. Una ciudad de locura, llena de contrastes y caos. Es una ciudad grande, de casi dos millones de habitantes y casi el doble de coches. Mezcla de arquitectura soviética y moderna. Llena de reminiscencias que invocaban a sus grandes días mezcladas con una creciente decadencia. Bucarest está llena de toque alternativos, de calles y de gente muy diversa. Casi parecía que por momentos habíamos aparecido en alguna parte de Berlín. Una ciudad a la que volveré, me quedé con ganas de mucho más.
No puedo terminar sin agradecer en este artículo a mi amigo y compañero Sergio de Nadaincluido.com y a todo el grupo de viajeros-fotógrafos que nos acompañó. Grandes momentos de amistas y fotografía, coronados con los primeros Premios de Fotografía Rober Incluido. La verdad es que somos ya como una gran familia que sea junta cada año para vivir aventuras por todo el mundo. Con vosotros da gusto.
Gracias a Marta, Manu, Alejandro, Javier, Vicente, Susi, Toni, Mª Ángeles, Carmen, Neli, Arantxa, Luís, Susana, Alberto, Luís «Co», Javi, Arturo y a Pablo. Y por supuesto, a Rodica y a Alex, por enseñarnos Rumania con orgullo, paciencia y dedicación.
Rober Tomás 