Después de haber realizado talleres fotográficos en Oporto, tenía muchas ganas de hacer el primero en Lisboa. Portugal es un país espectacular, llenos de contrastes, color y una luz muy especial. En este caso, acompañado por un grupo de fotógrafos intrépidos y con muchas ganas, estuvimos compartiendo fotos y risas de miércoles a domingo. Comparto en este artículo alguna de las fotos y un pequeño resumen del recorrido que hicimos.










El miércoles fue un día de encuentros y llegadas. Algunos llegamos desde el aeropuerto de Madrid, otros desde Barcelona, Valencia, etc… Fue un día para hacer grupo, conocernos y preparar todo lo que sería el día siguiente. Paseamos por la inmediaciones del hotel y dimos los primeros consejos fotográficos que nos servirían para el primer día de taller.







El jueves nos encaminamos por la avenida Almirante Reis a la plaza de Martim Moniz. Durante el recorrido comenzamos resolviendo dudas técnicas de cara a que la cámara no fuera un problema para conseguir dominar el tempo en lo que iba a ser una jornada a través de barrios tan interesantes como Mouraria y la Alfama.









Calles estrechas, muchas cuestas y escaleras, pero mucho encanto con el incentivo de esa decadencia lisboeta tan típica de estos barrios. Hizo un calor de justicia así que tras visitar varios miradores y perdernos por sus rincones. Hicimos varias paradas para comer y tomar algún refresco que nos diera energías para seguir adelante.










El viernes lo dedicamos al Barrio Alto, al Chiado, a visitar la zona de Rossio y a disfrutar de otro ambiente interesante que nos llevó a conseguir fotos muy interesantes. Durante todo el taller tomé mis fotos con mi querida Fujifilm X-T3 junto a mi Fujinon 23mm f2, pero gracias a Víctor que me dejó su Leica Q2, pude disfrutar un buen rato de esta cámara tan callejera y de tanta calidad. Terminamos paseando por la Plaza del Comercio y por sus paseos, encontrando un ambiente fantástico y distendido. Cerquita de la Pink Street, cenamos y terminamos la jornada.









La mañana del sábado la dedicamos a ir directamente a visitar la Torre de Belem y todos sus alrededores. Lo cierto es que Lisboa es una ciudad muy sencilla en cuanto a transporte público, y tanto en metro, tranvía o taxi, te puedes mover de forma económica y rápida por donde quieras. Pasamos la mañana por allí y visitamos también los Jerónimos, el monumento a los Conquistadores y, por supuesto, comimos alguna que otro pastel de nata típico de la zona.









La tarde la dedicamos a visitar el barrio de Graça. Un barrio menos turístico que la Alfama, pero con el mismo tipo de calles y rincones. Lo que más me gustó fue el recorrido que hicimos para llegar, subidos en el mítico tranvía de la línea 28 y, por supuesto, ese punto de mayor autenticidad de ese barrio con respecto a los más turísticos.










El domingo disfrutamos de un paseo más relajado y pudimos despedirnos con mucha tristeza de todos, ya que pasamos unos días estupendos en grata compañía. Lisboa es una ciudad con mucho potencial en cuanto a fotografía de calle, sin duda regresaré en otro momento.

Más talleres fotográficos con plazas disponibles en el Calendario de Talleres.