Si hay algo que agradeceré siempre es tener tan a mano los Pirineos. Subir a Broto me encanta, y más cuando viene conmigo mi vieja compañera, la Nikon D60. Para este viaje dejé en casa a la callejera Fujifilm X30, la magnitud de la montaña precisa de un sensor más grande y de un objetivo tan “paisajero” y versátil como es el Tamron 17-50mm f2.8. Decidí no llevarme más objetivos y dejarle todo el trabajo a él. De ese modo, la cámara tampoco ocupaba mucho espacio y no pesaba tanto como para ser molesto andar con ella todo el día. Esta es una selección de fotos que espero os animen a visitar el Valle de Broto y Torla.
(* Prohibido el uso de estas fotos sin mi permiso. Si te interesa alguna ponte en contacto conmigo a través de la sección Contacto del blog. Gracias)














Unas fotografías muy buenas.
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Muchas gracias!
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