Paseaba por Innsbruck una mañana de verano. Las calles del centro de esta ciudad austriaca son una auténtica maravilla. Sobre todo porque todos los edificios tiene detalles que merecen la pena inmortalizar. Esta foto no la vi de primeras, de hecho fue todo por casualidad. Por un azar del destino, giré la cabeza hacia atrás como cuando alguien te llama. Debió ser eso, el destino, porque al volverme pude ver esa bici junto a ese juego de colores tan típicos de allí. Es una de mis fotos favoritas.
Una céntrica calle de Innsbruck (Austria)
- Nikon D60
- ƒ/5.6
- 1/125
- ISO 160
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